Jaqueline Robles
Durante años, el pan y los comedores de la Central de Abasto de Oaxaca vivieron en el exilio. Lo que debía ser un espacio digno para cocineras tradicionales y panaderos se convirtió en una estructura abandonada, sin uso ni mantenimiento. La obra quedó a medias, y con ella, cientos de comerciantes fueron desplazados: algunos reubicados en el estacionamiento del DIF, otros en calles aledañas, trabajando bajo lonas, entre el polvo, el riesgo y la incertidumbre.
Pero este fin de semana, algo cambió. El presidente municipal Ray Chagoya, acompañado por representantes de medios de comunicación, recorrió la nave en recuperación y mostró el avance físico de una obra que por fin vuelve a respirar. Se trata del Mercado de Pan y Comedores, una construcción de más de 11,000 metros cuadrados, que será inaugurada en los primeros meses de 2026.
Gracias a la gestión conjunta del Gobernador Salomón Jara, el presidente municipal Ray Chagoya, y el apoyo incondicional del Gobierno Federal a través de la SEDATU, la obra se rescata como parte de un proyecto mayor de reordenamiento comercial. Se invierten 89 millones de pesos en esta nave, que no solo devolverá techo y seguridad a quienes alimentan a Oaxaca desde la madrugada, sino que abrirá la puerta a nuevas fases de dignificación dentro de la Central.
Este espacio, que alguna vez fue símbolo de abandono, hoy se convierte en símbolo de esperanza. Porque el pan no solo necesita horno: necesita casa, respeto y memoria. Y porque las cocinas tradicionales no pueden seguir resistiendo en los márgenes.
La recuperación del Mercado de Pan y Comedores no es solo una obra pública. Es un acto de justicia para quienes han sostenido la ciudad con sus manos, su fuego y su historia.



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